Su enfrentamiento con el poder político se basa en una supuesta “connivencia” con el narcotráfico. “Creería que alguna conexión debe haber”, dice en esta entrevista exclusiva con NOVA, en la que además acusa a Horacio Verbitsky, Aníbal Fernández y Raúl Zaffaroni de integrar una “banda” que pugna la liberalización de las drogas a pedido del multimillonario George Soros. Una charla a fondo con un hombre investigado por el Proyecto X que asegura que “tendría que estar muerto hace ya muchos años”.
- ¿Cómo está hoy la discusión en Argentina por la tenencia de drogas para consumo personal?
- El total de la población, o la gran mayoría, no quiere esta basura. ¿Quiénes quieren esto? Horacio Verbitsky, como jefe del grupo, Aníbal Fernández, Diana Conti, Victoria Donda, Eugenio Zaffaroni, Carmen Argibay. Esta es la mesa chica de la liberalización de las drogas. Que en realidad no es una cuestión de la República Argentina.
- Uruguay está con la misma discusión…
- La movida política para la liberalización de las drogas viene de un señor que se llama George Soros, que pone 20 millones de dólares al año para la liberalización de las drogas en toda América.
- ¿Con qué objetivo?
- Quedarse con la comercialización del producto. Vamos a ver que en todos los países de Sudamérica están los grupos de reducción de daño, que son parte de esto. La liberalización de las drogas se mueve con varios brazos: político, judicial, periodístico y médico. Si vemos a Horacio Verbitsky, un hombre de ultraizquierda, y a George Soros, de ultraderecha, cómo se unen en esto, lo hacen a través de Fundación Ford. El movimiento de dinero viene desde ahí. Verbitsky se jactó siempre de manejar a Aníbal Fernández. Son muy pocos los que quieren esto.
- Usted se enfrentó en la Justicia con Aníbal Fernández.
- Tuvimos varios encontronazos. El primero fue poco antes de las elecciones que llevaron Cristina Kirchner a la Presidencia, allí tuvimos un cruce en Radio Diez. Yo le pedí al entonces presidente Néstor Kirchner que frenara a los vendedores de droga de Capital Federal, en esa época había alrededor de 500 bocas de expendio, y que instruyera a su ministro del Interior al respecto. Y él me responde en el programa de (Oscar) González Oro y me define como un “enfermo mental que lo persigue”. Entonces yo saco una gacetilla con 15 puntos, que titulé “Anibaladas”. Y allí señalé que no tenía inconvenientes en que me llamaran enfermo mental, por lo menos a mí no me dicen “narco ministro”. Esto ocasionó unas cuantas idas y vueltas. En algún momento, en una reunión para la despenalización de las drogas en Argentina, ya siendo Aníbal Fernández ministro de Justicia, llegué al ministerio con un féretro de dos metros de altura pintado de negro, que hice con mis manos, que tenía dos leyendas: “No a la despenalización” y, más abajo, “Último envase del paco”. Entonces me senté repartiendo folletos, y cuando llegó me hizo levantar por la gente de la SIDE, fui a parar a la Comisaría 1ª, hizo mentir al secretario de Prensa de la comisaría con la excusa de que yo estaba totalmente borracho. Y tuvo la mala idea de mandarme al médico forense, a dos psiquiatras y a un psicólogo durante la tarde que estuve detenido, y cada uno brindó su informe. Con eso gané el juicio en lo penal.
- Pero ahí no terminó, ¿no?
- Al tiempo me hizo un juicio por la gacetilla. Finalmente (el juez federal, Julián) Ercolini define la causa a mi favor, cuando el ministro ya era jefe de Gabinete. Emprendimos el juicio civil por daños, a él y al Estado. Pero ahora tenemos que agregar algo más a lo que ha hecho Aníbal Fernández, porque estoy en la nómina de los investigados por el protocolo Proyecto X. Jorge Lanata leyó en Radio Mitre la nómina completa. Resurgió el tema porque hay un nuevo juez en el juzgado, hasta ahora lo tenía (Norberto) Oyarbide, que no había encontrado nada, y pide una nueva investigación. Yo fui investigado por la Gendarmería Nacional, el Servicio de Inteligencia, durante quién sabe cuánto tiempo, invirtiendo dinero del Estado, que no lo tiene. Ahora lo que pido es que utilicen el mismo sistema para buscar a los jefes del narcotráfico que viven en Puerto Madero, impedir el ingreso de los grandes jefes al territorio nacional, que cierren los 750 pasos clandestinos en el norte de nuestro país, solamente con Bolivia, y 60 pasos con el Paraguay. Es decir, Argentina tiene muchos problemas respecto del narcotráfico que Aníbal Fernández se dedicó a no investigar.
Hay similitudes entre el Padre “Pepe” y yo: el Padre trabaja en la villa con adictos; en mi caso, los adictos vienen a mi casa. La Asociación Antidrogas hace prevención específica, inespecífica, asistencia primaria, derivación a los grupos de narcóticos anónimos, y cuando se necesita una internación a través de la Sedronar. También nos abocamos de lleno a la lucha contra el narcotráfico y, en particular, a meter presos a los narcotraficantes.
- ¿Por qué cree que el Gobierno no tiene interés en combatir a las drogas?
- Este es un pensamiento político. Ellos dicen, como muchos psicólogos de reducción de daños, que el hablar del tema trae el problema, el no hablar del tema no trae el inconveniente. Es decir, dediquémonos, dicen, a que el joven aprenda a drogarse con menos daño y el tema se terminó, cuando la realidad es otra totalmente diferente. Ellos tienen una visión política de libertades, pero lo que no queda libre en toda esta discusión es el cerebro del pibe que consume drogas, porque termina haciendo cosas que jamás hubiera hecho si no consumiera. Si un tipo va 17 kilómetros en la Panamericana con un cadáver al lado, tenemos un problema severo…
- Se refiere al hijo del periodista Eduardo Aliverti…
- Tal cual. Un hombre alcoholizado no hace eso.
- Sin embargo los análisis no dieron que hubiera consumido drogas.
- Los análisis no los hicieron. La fiscal (NdelaR: María Inés Domínguez) dijo que no era el momento de hacer los análisis. Un tipo que toma alucinógenos, éxtasis o este tipo de cosas, llega a un punto en que no alcanza a distinguir si las alucinaciones son verdaderas o no; un tipo que consume ketamina, que es un alucinógeno, termina haciendo este tipo de cosas. Pongamos otro caso: Juan prendió fuego a la novia por un ataque de celos. Lo que trae la inocente marihuana son fantasías paranoides. Entonces la novia fue a comprar pan, tardó 20 minutos y ya imagina que está acostada con el panadero, entonces sale a buscarla con una cuchilla, la encuentra hablando en la esquina con la amiga, y seguramente estarán hablando de algún macho. Y esto termina en un problema grave, producto del consumo de drogas. Liberalizar, despenalizar las drogas significa que más jóvenes caigan en el consumo. La morgue tiene prohibido hacer reactivos de marihuana en los cadáveres que ingresan, para que no haya estadísticas.
- La postura pro cannabica diferencia los efectos de la marihuana de otras drogas duras…
- Hay colectiveros y taxistas cocainómanos que terminan también enroscados en las esquinas. Esto es parte de lo que sucede a diario. Cuando hablamos de marihuana y la pintan como una hierba inocua… Yo hace 30 años que trabajo en el tema, que recibo adictos. La marihuana es altamente adictiva, es la más difícil de dejar, es la droga con la que recae la gente que está en recuperación. Es una droga muy jodida porque es muy sutil, muy suave. Quien mira de afuera al consumidor de marihuana va a notarle cambios serios. Mientras que él no los puede percibir.
- Pero la legalización combatiría las redes de narcotráfico.
- ¿Pero cómo vamos a combatir el narcotráfico liberalizando? Esto va mucho más lejos. ¿Qué países tienen liberalizada la marihuana? Holanda, desde el año 1973. Las personas mayores de 21 años van a los coffee shops y compran sus tortas de marihuana. ¿Los menores de edad dónde van en Holanda? Al puntero, al vendedor ilegal. Es decir, si no se acabó el narcotráfico en Holanda, ¿por qué se va a acabar en Buenos Aires? Pero hay otro tema que es mucho más grave: liberalizadas o no, las drogas hacen el mismo daño a nivel cerebral. Combatamos la presencia de la droga en las calles, frenemos este asunto de que los pibes tengan la falopa al alcance de las manos, todo el día. Cuando alguna fuerza de seguridad se encarga de alguno de estos lugares de venta, terminan siendo procesados. Pasó que, después de 12 allanamientos que la Policía Metropolitana hizo en 12 bocas de expendio, algunas de las cuales también eran prostíbulos, el grupo terminó disuelto. Venían haciendo trabajos espectaculares, inclusive habían logrado cerrar “Pulpot”, un espacio de comercialización de semillas de marihuana. Lo mismo le pasó a Gendarmería hace cinco años, cuando voltea cuatro bocas de expendio de paco y el grupo termina disuelto por Aníbal Fernández. Treinta y tres causas en investigación fueron a parar a la basura.
- ¿Eso sucede porque hay connivencia entre el narcotráfico y el poder político?
- Yo creería que alguna conexión debe haber, porque no es posible que las bocas de expendio permanezcan a través del tiempo, sabiendo las fuerzas de seguridad que existen, y que no haya un juez que levante el dedo para dar una orden de allanamiento. Porque por otro lado las fuerzas de seguridad no pueden hacer demasiado. En estos últimos años se instalaron seis carteles de droga en Argentina. Hay un divorcio serio entre la Justicia y la ciudadanía. Están obligando a la gente de hacer justicia por mano propia.
- Para usted, el poder político es culpable por omisión o cómplice.
- Son cómplices. De hecho, no podía haber 141 pistas clandestinas en Chaco siendo que las denuncié hace cuatro años atrás. En algún momento el por entonces secretario de Gobierno, Domingo Pepo, dijo que iban a hacer una revisión de las pistas para hacer un listado y dar los permisos. Yo le contesté que eso era legalizar pistas clandestinas para que el narcotráfico llegue a la provincia sin ningún tipo de problema. Más adelante hubo otro con quien tuve algún ida y vuelta, un fuerte intercambio de opiniones: el secretario de Seguridad, Javier Oteo. Me hizo pedir por un fiscal la lista de las 141 pistas, que yo se la publiqué en el diario Norte diciendo que Oteo puede ser secretario de Seguridad de la isla de Guilligan, porque él decía que yo estaba mintiendo.
- ¿Hay injerencia del poder narco en el fútbol?
- Lo que hace el poder narco es tratar de ingresar en todos aquellos espacios que puedan dar posibilidad de protección para el negocio, incrementar el dinero, poder robarlo.
- El espectáculo también…
- Ese es un espacio adecuado para el lavado de dinero, porque traen a “Juan el cantante”, venden 784.702 entradas. Fueron cinco, pero las enteradas las vendieron, pagaron los impuestos por las entradas y el resto, ganancia. De hecho, tenemos una Unidad de Información Financiera (IUF) en la Argentina que se creó con un fin determinado y hasta el día de hoy no ha logrado encontrar una sola persona que lave dinero del país, cuando todos sabemos y tenemos incluso advertencias por parte del FMI y otros espaciosa de la vida económica del mundo respecto de que Argelina no está cumpliendo con lo que tiene que hacer para evitar el lavado de dinero.
- ¿No tiene miedo por usted y su familia por todas las cosas que denuncia?
- En realidad, yo tendría que estar muerto ya hace muchos años. Mi guardaespaldas es mi poder superior, sabrá en el momento que me tengo que ir. No va a ser ni un minuto antes ni un minuto después. Tal vez me ha dado esta tarea porque sabe que la puedo llevar adelante. En reglas generales, la gente que tendría que luchar contra esto está abajo de la cama, el miedo puede más. Y yo entiendo que no soy el más brillante para poder llevar adelante esta tarea, pero por el momento soy el único.
- ¿Participaría en política?
- Varias veces lo he intentado. Inclusive en las últimas elecciones nacionales acompañé a Eduardo Duhalde. Que no es narcotraficante. Hay que decirlo con todas las letras. El es el único hombre de la política argentina que hizo trabajos serios contra las drogas: creó 141 centros de rehabilitación para adictos en la Provincia, promulgó la ley 23737, que dio paso a la creación de la Sedronar, que fue un trabajo de Alberto Lestelle en su momento.
- ¿Y qué opina del actual trabajo de la Sedronar?
- Hoy está en manos de (Rafael) Bielsa, y Bielsa es un pro-liberalizador, para eso lo trajeron. Al anterior secretario de Estado, (José) Granero, primero le plantaron 8 kilos de cocaína en una camioneta, para echarlo, y finalmente lo terminaron despidiendo por su postura contraria a la despenalización de las drogas. Y no se puede entender la despenalización en un país donde no hay asistencia. Porque si hablamos de Capital Federal o Gran Buenos Aires, es una cosa. Pero hablemos del Chaco, de Formosa, de Santiago del Estero. ¿Qué provincia tiene espacios gratuitos para atender drogodependientes? Ninguna. Estamos huérfanos de asistencia, no hay adonde llevarlos. Una internación cuesta 9 mil pesos por mes. ¿Dónde llevamos a los adictos? Porque, donde se despenalice, va a haber una explosión de consumo. ¿Qué hacemos con los pibes? Siete de cada diez pibes que se suicidan en el interior del país lo hacen por el consumo de la inocente marihuana. La marihuana es un depresor: obnubila la mente de tal forma que no puede resolver los problemas. Un adicto se cuelga: siente que no encaja en este mundo, no quiere saber más nada. ¿Qué le hicieron los pibes a los políticos argentinos para que los políticos les hagan esto? Ya hay muchas familias que cuentan uno o dos muertos producto de esto.